Hay que saber poner Precio a tu Trabajo. (I).
“Sólo los Necios confunden Valor y Precio” ANTONIO MACHADO.
Hoy voy a tratar de un error que suelen cometer los emprendedores sobre todo en el inicio de su actividad.
Es “no saber que cobrar por los trabajos que realiza”.
Esto es debido al miedo a perder el trabajo o miedo a que su trabajo no se valore al pedir un precio demasiado bajo.
Debemos pues saber cómo poner precio a nuestro trabajo.
Suele ocurrir que si realizamos un trabajo profesional, tardemos más tiempo en terminarlo que el que previamente habíamos previsto y acaba por ser poco rentable.
Además esto produce que genere retrasos o prisas en el resto de trabajos con otros clientes.
Tendemos a poner precios a la baja para conseguir trabajos y, como he señalado anteriormente es debido al miedo a quedarnos fuera de la partida o que no estemos dando valor a nuestro trabajo o a nuestro negocio.
La baja autoestima y el pensar que cualquier otro profesional podría realizar el mismo trabajo pero mejor realizado nos hace que no pongamos el precio adecuado.
Se puede poner valor al trabajo que uno hace y no por ello demandar cantidades astronómicas.
Se trata de pedir lo que se tiene que pedir en relación al valor que genera al cliente.
Valor añadido.
Tenemos que ver el “valor añadido” que uno puede aportar al producto o servicio que ofrece y este es normalmente mayor que el que uno piensa, especialmente durante los primeros años como emprendedor es cuando se produce una mayor tendencia a infravalorarse.
La otra cara de la misma moneda es que nos hayamos pasado con el precio y no se produzca la venta.
Puede ocurrir que alguien esté reventando el mercado con precios ínfimos y se nos haya adelantado, aquí lo único que cabe hacer es esperar a que vea que se ha equivocado o demuestre que el trabajo carece de calidad.
Si un cliente nos dice que nuestro producto o servicio lo ve caro, no cometamos el error de darle otro precio más bajo en ese momento.
Preguntémosle al cliente cuánto estaría dispuesto a pagar por ese trabajo. Que mueva ficha el cliente. Quizá nos esté pidiendo un descuento menor del que estamos pensando.
Cuando nos diga una cantidad, valoremos si nos conviene aceptar el trabajo o no, pero también pensemos que si aceptamos una rebaja alta, perderemos credibilidad en ese trabajo y en futuras negociaciones.
Podemos aceptar rebajas pequeñas, pero pidamos siempre algo a cambio, por mínimo que sea.
Alguna contraprestación aunque sea simbólico. Ellos también tienen que perder algo.
“En los negocios las dos partes tienen que salir ganando”.
Otro tema importante es detallar en la factura o en el presupuesto todo lo que incluye el precio para que el cliente lo comprenda.
Terminaremos en el siguiente post sobre este tema para saber poner precio a nuestros trabajos o productos.
De Legalis Consultores sobre textos de Sergio Fernández López.
Suiguiente POST. Parte II. No saber poner Precio a Tu Trabajo:
https://www.legalisconsultores.es/2013/09/50-errores-de-un-emprendedor-19-no-saber-poner-precio-a-tu-trabajo-parte-ii/
Legalis Consultores.
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